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Bienvenida

Quiero darte la bienvenida a «Escritos para Niña Luna» , un blog de reflexiones personales.

Estos escritos forman parte de un proceso de autodescubrimiento que he decidido compartir y que se anuda a mi vida compartida junto a mi hija autista.

Los mismos recuperan recuerdos, pensamientos, lecturas, vivencias e intercambios surgidos de alguna que otra charla con ella, mi Niña Luna, y con esos otros que también se toman el tiempo de mirar, pensar y reflexionar sobre temas de la existencia humana. Te deseo una grata experiencia de lectura.

Un fuerte abrazo.

Niña Luna y el lobo

Me estuve preguntando qué motiva estos escritos sobre simbolismos. Éstos están a nuestro alrededor en la cotidianeidad, conviviendo y habitando cada experiencia humana. Siempre estuvieron, y lo seguirán haciendo por el resto de nuestra vida como especie. Pero resulta que el aspecto transformador de los símbolos surge, a mí entender, de la mano de quién nos los señala. La energía de un símbolo se ve desplegada ante los ojos del observador y ante su alma dispuesta a recibir un mensaje, una imagen, un sentimiento o hasta una verdad sobre uno mismo.

Siento que aún al día de hoy, mi pequeña Niña Luna transita grandes obstáculos para comunicarse. Lo hace con mucha gracia y belleza, y veo lo que se esfuerza por conectar. En esa apreciación que hago de su camino, surge una narrativa que obedece a una intuición que tengo… que hay toda una serie de mensajes que ella despliega (según mi perspectiva) y que requieren de cierta atención al detalle y sensibilidad para entender. Allí aparecen los símbolos a los cuales ella se aferra durante un tiempo determinado, en juegos, canciones e intercambios, listos para entregar su magia. Uno de ellos es el del lobo.

El lobo (y cada símbolo que nos convoque) reúne dicotomías y polaridades en el seno de sus lecturas e interpretaciones. Según la época, el lugar, la cultura, las proyecciones insconscientes humanas hicieron del animal del lobo un conjunto de significados atribuidos que aluden a multiplicidades de aspectos. Intentaré en esta entrada hacer un breve recorrido por estos aspectos.

Podríamos iniciar este camino diciendo que Niña Luna juega y habla con los aspectos de una lobo que es niña, un personaje de una historia infantil con la cual se identifica, desplegando un apego por dicho personaje y que la llevó hasta a pedirme que sea el leiv motiv de su cumpleaños.

Con su mejor amigo, intercambian mensajes de aullidos y voces de lobo cuando tienen la oportunidad, conectando a un nivel que sólo ellos entienden.

Hasta allí podría hacer cierta lectura vinculada a la naturaleza social del lobo, su sentido de la pertenencia a la manada y el cuidado y protección a la misma, representado en muchas atribuciones a la figura del lobo en la Roma Clásica, sobre todo en la historia de Rómulo y Remo. También significando la conexión, el contacto y la guía espiritual que representa en sus aspectos benévolos o positivos, por así decirlo. Noto cierta prevalencia de este último conjunto de significados en mi experiencia, tomando esta connotación de conexión en el sentido de comunicación. Una recurrencia en sus dichos.

Pero mi sorpresa fue descubrir lo ominoso rondando el símbolo, y el impacto en la vivencia de la imagen. Noté que mi hija durante un tiempo le temía al «Señor Lobo», siendo en la historia infantil el padre de la lobo niña. Al ver una imagen de este «Señor Lobo», corría a abrazarnos cerrando sus ojos. Y tapando sus oídos.

En este sentido y adentrándome en los aspectos más numinosos del lobo, éste vino a representar aspectos diabólicos en numerosas épocas en diferentes culturas, en tanto representante de inframundos y guía de almas al más allá. El aspecto protector y de cuidado se ve compensado en el símbolo por su opuesto, de crueldad, astucia y destrucción. En muchos casos representó guerra y agresión.

La famosa polaridad, ya con aportes de la era cristiana, cordero-lobo, vino a representar al hijo de Dios y a Satanás en tanto fuerzas opuestas de la Creación, o a creyentes y feligreses y fuerzas que atacan la fe cristiana respectivamente.

No pretendo ser conclusiva con un escrito como éste, sólo ensayar comprensiones posibles con palabras que me hagan asequible esta experiencia. Y transmitirla. Pero lejos está de ser definitivo.

Estimado lector, gracias por acompañarme en este recorrido.

El País de la Geometría- María Elena Walsh

Esta imagen de William Blake,  denominada «el anciano de los días», es considerada por M.  L. VonFranz como una de las personificaciones típicas del Sí mismo, el arquetipo de la totalidad y el centro de la personalidad. Casualidad que en la imagen, el anciano mida el mundo con un compás.

Mi hija ama este cuento… lo leemos juntas una y otra vez… en determinadas ocasiones todos somos un poco el Rey Compás, ¿verdad?

Escucharlo en voz de su autora es altamente recomendable. Aquí les dejo el cuento en formato audio y escrito, que lo disfruten!!!

El país de la geometría/Marcha de la Geometría/La flor redonda

Había una vez un amplio país blanco de papel. El Rey de este país era el Compás. ¿Por qué no?
El Compás. Aquí viene caminando con sus dos patitas flacas: una pincha y la otra no.

Jo jo jo jo jo, una pincha y la otra no.

El Rey Compás vivía en un gran palacio de cartulina en forma de icosaedro, con dieciocho ventanitas. Cualquiera de nosotros estaría contento en un palacio así, pero el Rey Compás no. Estaba siempre triste y preocupado.
Porque para ser feliz y rey completo le faltaba encontrar a la famosa Flor Redonda.

Jo jo jo jo jo, sin la Flor Redonda no.

El Rey Compás tenía un poderoso ejército de Rombos, una guardia de vistosos Triángulos, un escuadrón policial de forzudos Trapecios, un sindicato de elegantes Líneas Rectas, pero… le faltaba lo principal: ser dueño de la famosa Flor Redonda.

El Rey había plantado dos Verticales Paralelas en el patio, que le servían de atalaya. Las Paralelas crecían, crecían, crecían… Muchas veces el Rey trepaba a ellas para otear el horizonte y ver si alguien le traía la Flor, pero no.
Había mandado cientos de expediciones en su búsqueda y nadie había podido encontrarla.
Un día el Capitán de los Rombos le preguntó:
–¿Y para que sirve esa flor, señor Rey?
–¡Tonto, retonto! –tronó el Rey–. ¡Solamente los tontos retontos preguntan para qué sirve una flor!
El Capitán Rombo, con miedo de que el Rey lo pinchara, salió despacito y de perfil por el marco de la puerta.
Otro día el Comandante de los Triángulos le preguntó:
–Hemos recorrido todos los ángulos de la comarca sin encontrarla, señor Rey. Casi creemos que no existe. ¿Puedo preguntarle para qué sirve esa flor?
–¡Tonto, retonto! –tronó el Rey–. ¡Solamente los tontos retontos preguntan para qué sirve una flor! El Comandante de los Triángulos, temeroso de que el Rey lo pinchara, salió despacito y de perfil por una de las dieciocho ventanas del palacio.
Otra tarde la Secretaria del sindicato de Líneas Rectas se presentó ante el Rey y tuvo la imprudencia de decirle:
–¿No le gustaría conseguir otra cosa más útil, señor Rey? Porque al fin y al cabo, ¿para qué sirve una flor?
–¡Tonta, retonta! –tronó el Rey–. ¡Solamente las tontas retontas preguntan para qué sirve una flor! La pobre señorita Línea, temerosa de que el Rey la pinchara, se escurrió por un agujerito del piso.
Poco después llegaron los Trapecios, maltrechos y melancólicos después de una larga expedición.
–¿Y? ¿Encontraron a la Flor Redonda? –les preguntó el Rey, impaciente.
–Ni rastros, Majestad.
–¿Y qué diablos encontraron?
–Cubitos de hielo, tres dados, una regla y una cajita.
–¡Harrrto! ¡Estoy harrrto de ángulos y rectas y puntos! ¡Sois todos unos cuadrados! (Este insulto ofendió mucho a los Trapecios).
¡Estoy harrrto y amarrrgado! ¡Quiero encontrar a la famosa Flor Redonda!
Y todos tuvieron que corear la canción que ya era el himno de la comarca:

Sin la flor redonda no. Jo jo jo jo jo.

Los súbditos del Rey, para distraerlo, decidieron organizar un partido de fútbol. Las tribunas estaban llenas de Puntos alborotados. Los Rombos desafiaban a los Triángulos.
En fin, ganaron los Triángulos por 1 a 0 (mérito singular si se tiene en cuenta que la pelota era un cubo). El Capitán de los Rombos fue a llorar su derrota en un rincón.
El Comandante de los Triángulos, cansado y victorioso, se acercó al Rey:
–¿Y? ¿Le gustó el partido, Majestad?
–¡Bah, bah!… –dijo el Rey, distraído, siempre con su idea fija–. No perdamos tiempo con partidos; mañana salimos todos de expedición.
–¿Mañana? Pero estamos muy cansados, señor Rey. El partido duró siete horas; usted no sabe cómo cansa jugar con una pelota en forma de cubo. –Tonto, retonto, mañana partimos.
A la mañana tempranito el Rey pasó revista a sus tropas. Había decidido salir él mismo a la cabeza de la expedición. Rombos, Cuadrados, Triángulos, Trapecios y Líneas Rectas formaban fila, muertos de sueño y escoltados por unos cuantos Puntos enrolados como voluntarios.
Allá se van todos, en busca de la famosa, misteriosa y caprichosa Flor Redonda.
La expedición del Rey Compás atravesó páginas y cuadernos desolados, ríos de tinta china, espesas selvas de viruta de lápiz, cordilleras de gomas de borrar, buscando, siempre buscando a la dichosa flor.
Registraron todos los ángulos, todos los rincones, todos los vericuetos, bajo el viento, la lluvia, el granizo y la resolana.
–Me doy por vencido –dijo por fin el Rey. Quizás ustedes tenían razón y la dichosa Flor Redonda no exista. Quizá no eran tan retontos como yo pensaba. Volvamos a casita.
Cuando volvieron, el Rey se encerró en su cuarto, espantosamente triste y amargado.
Al rato entró la señora Línea a llevarle la sopita de tiza y se preocupó mucho al verlo tan triste. –Señor Rey –le dijo para consolarlo–, ¿no sabe usted que siempre es mejor cantar y bailar que amargarse?
Cuando la señorita Línea se hubo deslizado por debajo de la puerta, el Rey, que no era sordo a los consejos, dijo:
–Y bueno, probemos: la la la la… Y cantó y bailó un poquito.
Bailando, bailando, bailando, descubrió sorprendido que había dibujado una hermosa Flor Redonda sobre el piso de su cuarto. Y siguió bailando hasta dibujar flores y más flores redondas que pronto se convirtieron en un jardín.

Jo jo jo jo jo, y la Flor la dibujó.

Desiderata 1693

Así se titula este escrito que encontré en un viejo y descolorido cuadro de una sala de espera… desconozco quién lo escribió… pero es digno de releer de vez en cuando…

Anda plácidamente entre el ruido y la prisa y recuerda que paz puede haber en el silencio. Vive en buenos términos con todas las personas todo lo que puedas sin rendirte. Di tu verdad tranquila y claramente; escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante: ellos también tienen su historia. Evita las personas ruidosas y agresivas, sin vejaciones al espíritu. Si te comparas con otros, puedes volverte vanidoso y amargo, porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú. Disfruta de tus logros así como de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera aunque sea humilde: es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo. Usa la precaución en tus negocios porque el mundo está lleno de trampas. Pero no por eso te ciegues a la virtud que pueda existir; mucha gente lucha por altos ideales, y en todas partes la vida está llena de heroísmo. Sé tú mismo. Especialmente no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto del amor, porque frente a toda aridez y desencanto el amor es perenne como la hierba. Recoge mansamente el consejo de los años, renunciando graciosamente a las cosas de la juventud. Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia repentina. Pero no te angusties con fantasías. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Junto con una sana disciplina sé amable contigo mismo. Tú eres una criatura del universo, no menos que los árboles y las estrellas: tú tienes derecho a estar aquí. Y te resulte evidente o no, sin duda el universo se desenvuelve como debe. Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que lo concibas y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantén en la ruidosa confusión paz con tu alma. Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos, éste sigue siedo un mundo hermoso. Ten cuidado. Esfuérzate en ser feliz.

Iglesia de Saint Paul. Baltimore

Mereces lo que sueñas

El 24 de junio de 2018 hice este pequeño escrito, en una espera desesperada porque mi hija hable… el 11 de agosto de ese año mi hija dijo «mamá»… al parecer merecía que me llame por mi nombre después de todo… te amo hija. Eres más maravillosa que en mis sueños…

Dicen que uno merece lo que sueña. Entonces, merezco escuchar tu voz diciéndome lo que ves, lo que sientes, lo que quieres. Lo que te gusta y lo que no. Merezco que conectes conmigo, que me mires y te mire y que ahí nos encontremos, nos reunamos. Merezco que juguemos juntas y también que cuando estás jugando solita vengas a compartir conmigo lo que sucede en tu juego.
Merezco saber cómo calmarte cuando las sensaciones abruman y merezco poder hacerlo… y si no resulta merezco la oportunidad de volverlo a intentar… merezco conocerte casi hasta la telepatía para entender lo que estás necesitando, y lo que quieres decirme y aún no puedes. Merezco que mi empatía maternal falle y te sientas incomprendida. Merezco poder abrazarte y decirte que lo intentaré una y mil veces más, y así, hasta acertar. 
Merezco ver que a los demás adultos no les intimida que no hables. Merezco saber que harán y lo intentarán todo por entenderte, porque sé que mereces que hagan ese esfuerzo por tí.
Merezco que puedas jugar con otros niños, y que estar con ellos no te resulte amenazador. Merezco ver que esos niños te aceptan como eres. Y los adultos también.
Y porque es mi mayor sueño, merezco que algún día puedas decirme «mamá».

Pequeña sabia y las cosas simples

Gracias MarOmi por tu tierna imagen

Escribí estas líneas entre mayo y junio del 2016, mi hija cumplía un poco más de año y medio y yo intuía que algo no andaba bien aunque aún no tenía la certeza que tuve un mes después. En un arrebato de reivindicación de lo que ella podía hacer en ese momento, surgió este escrito que daría lugar a una serie de ellos a los que titulé «Pequeña sabia». Me invade una nostalgia y calidez al releerlo, en recordatorio de un momento trascendental de mi vida. Agradezco estimado lector tu tiempo y disposición al leer estas líneas conmigo.

Gracias por los colores, las canciones, los juegos, las cosquillas, las burbujas que le devolviste a mis días… por las onomatopeyas de animales y por recordarme que el suelo es totalmente habitable para jugar, comer, aprender a dibujar, o simplemente sentarse… gracias por las risas y por los abrazos cuando llego a casa… por la necesidad imperiosa de salir, de estar al aire libre, aunque sea a la vereda… si no se puede hasta la plaza… por mostrarme que subir y bajar escalones también puede volverse un juego. Y que las hormigas, piedritas o plumitas del piso de la plaza son dignas de horas de contemplación. En una palabra, gracias por recordarme el valor de las cosas más simples, mi pequeña sabia. Te ama… mamá

Pequeña sabia y los círculos

Había una vez una pequeña sabia que veía el mundo en otra forma distinta al resto. Veía lo pequeño, lo simple, aquello que nadie se detenía a contemplar. Y un día descubrió que en el mundo había círculos. Y que podía encontrarlos en la calle, en la vereda, en dibujos. Luego vio que ella misma podía dibujarlos. En el aire. En el agua. En la tierra. En una hoja de papel. De colores. Grandes y pequeños. Círculo. Simple forma, cargada de simbolismos, de sentidos, desde tiempos inmemoriables. Círculo, portador de sabiduría milenaria, perfección y simetría de lo universal. Reflejo de nuestra cíclica existencia. Pequeña sabia, ajena a las distracciones de una lengua que intenta nombrar las cosas que vivimos, sin conseguirlo… viste en el círculo la idea de lo eterno, sin principio ni fin. Tal vez aquello que alguna vez vimos maravillados y que luego dejó de sorprendernos. Ahí están tus ojitos y tus manos, recordándonos que allí, en lo más simple, residen los principios de todo conocimiento que hayamos construido como seres humanos.

Pequeña sabia y la luz

Una pequeña sabia notó que la luz llamaba su atención. Podía mirarla por horas… buscarla en los días y en las noches… contemplarla en sus intensidades, frecuencias, en sus trayectorias y proyecciones. Luego pudo mostrar a otros que la luz estaba ahí y compartirlo con quienes la rodeaban. Esos otros le enseñaron que la luz podía tener colores… y entonces un vasto mundo se abrió para ella. Luces… colores y luego formas… esas luces y esos colores podían adquirir formas diferentes… y aunque conoció varias formas, fue allí que supo que los círculos le gustaban. Y que los demás podían verlos también… fue así que compartió cada círculo que vió con quienes la rodeaban. Los dibujó con sus manitos en el aire, en la arena, en el agua, en las paredes y en los pisos. Pero eso no fue suficiente… las formas eran vacías y ella notó que algunas formas podían llenarse de sentido. Las formas podían albergar sonidos!! Una A, por ejemplo, podía no sólo dibujarse… podía nombrarse!! Qué maravilloso… poder salir y señalar cada A del camino. Poder compartirla con quienes la rodeaban. Pequeña sabia… transitas el camino que recorrimos como especie al ir descubriendo el mundo que nos rodea. Somos afortunados de poder acompañarte… nunca olvides que el camino de la luz es el más difícil, nada nos garantiza el éxito, pero sí el crecimiento y la evolución.

Una voz

Mi hija es mi gran musa inspiradora. Cuando a sus 2 años nos dijeron que no podían asegurarnos si hablaría o no algún día… escribí estas líneas a las cuales vuelvo siempre, cada vez que en mi altar interno doy gracias por su voz.

Cada voz es diferente. Algunas voces fluyen, brotan naturalmente… con sonidos y ecos del habla que todos conocemos. Otras prefieren hacerse de a pedacitos. De a poquito y con timidez se asoman de a ratitos. Cuando nadie las ve prueban nuevos sonidos. El habla les parece un poco mucho y por eso empiezan con sílabas. Con ruidos de la naturaleza. Con sonidos de animales. O tal vez alguna onomatopeya que imite el sonido de mamá al tomar mate… o el viento entre los árboles. Son voces de la sutileza, que forman palabras de a retacitos. Son voces creativas, les aburre nombrar las cosas como lo hacen todos. Son voces enriquecidas, pues para ser comprendidas se requiere hacer uso de cada sentido. No basta el oído. Requieren ser vistas, porque se acompañan de señas con las manos. Necesitan sentirse, porque se valen de una caricia o de una textura para ser descifradas. Son voces que cantan… y hasta bailan!! Para expresarse. Son voces espejo de otras voces… y se acompañan de risas… de protestas. También de lágrimas cuando son incomprendidas. Porque hicieron un gran esfuerzo por vencer cada obstáculo para salir. Son voces de la simpleza. Voces de la grandeza. Y se valen de la sabiduría de quien sabe escuchar para existir.

Algunas notas sobre el amor y una fantasía diurna



Una mesa de celebración, cinco hombres y mi familia. Uno de los cinco me pregunta: “Y para Ud. ¿qué es el amor?” Silencio. Espacio que da origen a mi respuesta. Del caos, de la cavidad oscura, emerge la palabra. Empiezo a recordar y respondo: “Es aquello que nos construye, que nos alimenta, es artífice y energía para desarrollar todo el potencial en nosotros…Lo que nos lleva a la mejor versión de nosotros mismos. Cuando el “amor” destruye, o deteriora, pasa a ser otra cosa, a la cual no puedo nombrar. Pero seguro que no es amor. Entiendo que esta definición es personal, y condicionada por mis experiencias.”
Siete años atrás… una clase universitaria… un Maestro…y otra vez la misma pregunta: ¿qué es el amor? “Etimológica y no conceptualmente – dice él- es lo que nutre su propia sustancia”. “Uno se enriquece de la sustancia del otro” dice. Y allí lo encontré, en mis notas y recuerdos. Notas… hacer notable lo que no se nota. Se nota si se viste de sonido. “Son cuerpos invisibles las ideas. La música, el sonido, se anota en notas”, apuntaba.
Luego el Maestro presenta una imagen. Un logo que resume el pensamiento central de todo el curso. “Una fantasía diurna”, dice él. El curso: Introducción al pensamiento de Carl Gustav Jung. Y luego la invitación a describir la imagen sin interpretarla. “¿Qué ven?”
“La imagen de un huevo”. “El origen de la vida… de la vida del pollo”, dice el maestro, y nos largamos a reír.
“Un cielo estrellado”. “En él, las galaxias y la vía láctea”.
“Un sol” “(¿O luna?) Un doble juego y ambigüedad en la imagen. La luna como testimonio de que el Sol no nos abandona nunca”- dice el Maestro.
Un desierto, arena.
Un océano, agua.
Aire sobre el océano.
Fuego en la luz solar.
“Cuatro elementos” apunta el Maestro.
Un árbol inclinado por el viento. Una palmera.
Tres aves en el cielo. “Mitos… que unen el cielo con la tierra”, dice el maestro.
Una construcción humana que asienta sobre una plataforma que no se ve. Y tres columnas.
“La construcción humana remite al mito de Psyche (Alma), quien vivió en un templo de palabras, visitada de noche por un esposo misterioso. El “monstruo” se muestra y se descubre como Eros, (Amor). Otra vez, el amor. Al ser visto por la luz de la vela, desaparece
[1]
. El deseo en la oscuridad. La palabra en la luz”, dice el Maestro.
Las tres columnas: Freud, Adler y Jung.  La plataforma: la obra de Henri Ellenberger sobre el descubrimiento del inconsciente.
Luego el maestro afirma: “En toda obra, hay quien inspira esa construcción”. El que inspira: F. Nietszche. El arquitecto: Karl Jaspers y su obra sobre psicopatología general.
El Maestro vuelve a la palmera. “Se llama palmera porque su hoja se parece a la palma de la mano.
“La Palma de la Victoria”
[2]
dice él. ¿Se habrá referido a la Palmera de Débora, el célebre árbol situado en las montañas de Efraín, bajo el cual la profetisa Débora impartía justicia, y en donde alentó a Barac a derrotar a Sisara, general del ejército del rey Jabin, quien tenía oprimido al pueblo de Israel.? ¿O al recibimiento a Jesús en Jerusalén con hojas de palmera, que conmemora el momento glorioso de Jesucristo antes de la Pasión y Muerte? ¿O simplemente a las palmas del aplauso para celebrar la victoria? A ninguno de ellos… o a todos ellos.
También narra mi Maestro un episodio de la huida a Egipto de Jesús, María y José, luego de que supieran que el rey Herodes iba tras la vida de Jesús, un episodio que narran los Evangelios Apócrifos
[3]
: “José, María y el Niño en el burro, cruzando el desierto. Se encuentran en el desierto una palmera. El Padre, que no era el padre, le dice “Agáchate”, y la palmera cumple con la orden., brindando sus dátiles.Y agua. “
“En el Corán, el libro sagrado de los musulmanes, también se narra la misma historia”, señala el Maestro.
“En los mitos griegos, dice él…. Una isla flotante, arena y una palmera que accede a recibir a esta mujer encinta por Zeus y a quien Hera ha privado de ayuda para parir”. “De ella nacen Artemis y Apolo… o Febo: el Sol. El Niño Jesús. Natividad del Sol. Navidad”.
Zeus es luz. Júpiter es el padre de la luz. Jovis es luz. Dios es luz y su nombre no lo nombra, sólo lo califica.”
Dejo mis notas en pausa. Y al recuerdo de mi Maestro.




[1] Grimal, P. Diccionario de la Mitología Griega y Romana. Mito de Psyché. Pág. 458- 459. Ed. Labor. Buenos Aires.
[2]
A la mañana siguiente, partieron y, en el momento en que se ponían en camino, Jesús volvió hacia la palmera (ver Cap XX Milagro de la palmera) y dijo: “Yo te concedo, palmera, el priviliegio de que una de tus ramas sea llevada por mis ángeles y plantada en el paraíso de mi Padre. Te quiero conferir este favor, para que se diga a aquellos que hayan vencido en cualquier lucha: has obtenido la palma de la victoria. Y mientas decía ésto, he aquí que un ángel del Señor apareció sobre la palmera y tomando una de sus ramas, voló hacia el cielo con ella en la mano”. Evangelios Apócrifos. Evangelio del Pseudo Mateo. Cap XXI: La palma de la victoria. Centro Editor de Lectura. 2006. Buenos Aires. Pág. 35-36

[3]
Evangelios Apócrifos. Evangelio del Pseudo Mateo. Cap XX El milagro de la palmera. Centro Editor de Lectura. 2006. Buenos Aires. Pág. 35.